¿Quiénes somos y para qué?

Desde pequeños hemos sido perezosos.
Mirando la tele, paraíso del ocioso.
Y hablar de la gente que no tiene la mejor importancia, no, no.
Siempre mediocres desde la misma lactancia, yeh, yeh.
Perdiendo el tiempo, pensando siempre lo mismo.
Ya son 30 años ¡perdidos!

Carlos Vives, La Tele

Este es un espacio para desahogarme sobre un tema en particular: Medellín, sus gentes y la forma en la que interactúan.

Esta ciudad carece de corazón. Sus gentes, aunque viven con la palabra lista para hablar bien sobre su terruño: no lo conocen, no saben sus historias y difícilmente reconocen las contradicciones con las que conviven, y que configuran una realidad basada en la ilusión de que habitan una tacita de plata.

Estaremos de acuerdo en que también es una ciudad llena de personas maravillosas y grandes historias, pero este no es su lugar. Pueden buscarse estos temas en otros escritos más rosados y con menos ají; aquí solo se discutirá sobre esos temas que en Medellín no se hablan, así como no se habla de política, ni de fútbol, ni de religión.

Como cualquier cosa que no siga los parámetros establecidos por la sociedad paisa, este blog seguramente despertará odios y rencores, y recibirá los comentarios que este tipo de sentimientos traen consigo. Bienvenidos sean. Eso sí, no esperen respuesta. A quien no le guste puede comprar betametazona en la farmacia y untarse en donde se sienta resentido(a).

Aquí escribiremos sobre este territorio, sus historias y sus contradicciones. Hablaremos de la pereza de un pueblo que se cree muy trabajador; sobre la escalera social en la que unos se paran sobre los otros y los otros se encargan de limpiarles las zuelas; debatiremos sobre una sociedad que prefiere ser gente importante antes que ser gente, y que termina siendo un importante conjunto de personas sin importancia que aman su tierra pero escriben sus letreros en inglés. Pasaremos revista por la mediocridad de los sueños de una Medellín que tiene proyectos empezados por todas partes, pero los tiene enterrados bajo montañas de publicidad sobre sus pocos logros terminados. Ah, y claro, tendremos que pasar un tiempo conversando sobre las mil y una formas que tiene Medellín para siempre terminar pensando y haciendo exactamente las mismas cosas: un pueblo que nunca cambia y que no ve más allá de sus montañas.

Empezamos esta entrada con la frase de un costeño porque criticaremos a la nación paisa desde un contexto colombiano, viéndola como lo que es: el valle de Aburrá; porque aunque aquí se crea que cuando pasa un silletero es Antioquia la que pasa, la realidad es que el único lugar por el que pasa un silletero es por Medellín, nada más.

Esta ciudad es una ciudad de cafres y por eso aquí firmamos como firmamos,

Kfr3 Nvrmr

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